"Vosotros, los europeos, tenéis los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo."
Este proverbio no requiere ni mucha explicación ni reflexión. Ya es una reflexión en sí mismo. Cuantisimas veces no somos esclavos del reloj y no disfrutamos realmente de lo que está sucediendo: vamos corriendo a trabajar y estamos pensando que a ver cuándo llega el descanso. Cuando por fin llega miramos con ansia el reloj porque queremos que dure más. Más adelante nos agobiamos porque hemos quedado con alguien pero tenemos que ir a comprar lo que sea antes de que cierren las tiendas...
En vacaciones me encanta quitarme el reloj y no saber la hora que es (a no ser que haya quedado con alguien a una hora determinada, claro, pero sin agobios). Al principio me costó mucho porque me daba la sensación de faltarme información. Pero al poco tiempo me acostumbré y ahora, en cuanto llegan fiestas, no me preocupo por el reloj. Claro, tambien es verdad que mi trabajo me obliga a ser muy cuidadosa con la hora que es y los tiempos para cada cosa, por eso creo que me produce alivio cuando no soy esclava de la hora.
Pero no es bueno hacerlo solo en vacaciones. Tenemos que aprender a disfrutar de cada momento del día por pequeño que sea: esa comida tan buena (o tan mala, o tan salada, o tan... Pero qué suerte que tenemos comida), el estar con los compañeros y amigos y familia, ese frío que te hace ser consciente de cada parte de tu cuerpo (y te das cuenta de que no eres tan pequeñito como creías porque eres incapaz de abrazarte enterito para no tener frío)... Y muchas pequeñas cosas mas a las que no damos importancia pero que están ahí y hay que saber disfrutarlas. Qué bonito es aprender a dar gracias por todas esas cosas y no sólo disfrutar del tiempo cuando son vacaciones.
¿Y vosotros tenéis el tiempo o sólo los relojes?
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ResponderEliminarQue buena reflexión, te hace parar y valorar como llevas el día a día. Sí que es verdad que yo voy agobiada con la hora (no llego a tiempo, ¿a qué hora cierra la tienda?, tengo sólo cinco min... son pensamientos continuos y, lo peor de todo, es que ni siquiera somos conscientes de que estamos esclavizados por el reloj.
ResponderEliminarVoy a recordar el proverbio cada vez que empiece a agobiarme con la hora, a ver si así empiezo a disfrutar realmente de mi tiempo.