Después de un período de "descanso" vuelvo con una entrada nueva sobre algo que surgió en clase el otro día.
Me encanta que fluyan los temas en clase: sirve para que ellos sigan practicando inglés de una manera más real que si hiciera cualquier ejercicio oral, y se involucran mucho más a la hora de participar. Pues el otro día teníamos un texto sobre el horóscopo chino y acabamos hablando sobre el Ying y el Yang. Todos conocían lo que era, el símbolo, pero les resultaba difícil explicarlo. Normal.
Poca gente es capaz de comprender, fuera de lo meramente intelectual, que el mal es tan necesario como el bien, que son dos energías que fluyen conjuntamente y que se complementan. De hecho, en el símbolo se entremezclan las dos puesto que en cada una de las dos mitades hay un punto de lo contrario. Si queréis saber más y mejor sobre el Ying y el Yang clickad aquí.
Pero vuelvo a lo primero que enseguida me voy por las ramas. Claro que todos queremos que todo sea "bien" y felicidad. Pero lo que tenemos que aprender (creo yo), es que el "mal", las cosas malas que nos suceden, nos tienen que servir para aprender. ¡Qué pronto me parece a mí que olvidamos aplicarnos los refranes que hemos oído desde siempre! ¡Qué bonito queda saberlos pero qué poco los aplicamos! Porque dejadme recordar, que aunque esto parece sabiduría oriental, ya lo decían nuestros ancestros:
No hay mal que por bien no venga.